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La Antigua Casa de Fieras de los Jardines del Buen Retiro,
ahora está reconvertida en la Biblioteca Eugenio Trías.
En este apartado podrás pasear un poco por su historia
y conocer los detalles de su rehabilitación en biblioteca
a principios del siglo XXI
UN POCO DE HISTORIA
En 1774 Carlos III mandó construir un parque de animales en la actual Cuesta de Moyano, cuyos terrenos formaban parte de los jardines del Palacio del Buen Retiro, convirtiéndose así en el segundo zoológico de Europa tras el de Viena.
Con Fernando VII, en 1830, se ampliaron y mejoraron las instalaciones trasladándolas a la zona actual, adyacente a la Puerta de Sainz de Baranda, donde se realizaron las obras de la Casa de Fieras, pasando a llamarse Gabinete Real de Ciencias Naturales. De esta fecha es La Leonera, un edificio de dos plantas, de las cuales, en la inferior estaban las jaulas para varios tigres, una pantera, dos hienas y un chacal. En la superior se habilitaron estancias para la familia real y sus huéspedes, donde también se encontraban animales disecados. También se dispusieron algunas otras jaulas y fosos para animales en las proximidades, como el quiosco de los monos, la elefantera, la osera y otras jaulas que habitaban pavos reales blancos de Japón, llamas peruanas y gacelas africanas.
Posteriormente, Isabel II amplió el recinto, dotándolo de un segundo patio para los herbívoros y comprando animales en Marsella, entre ellos una pareja de elefantes, cuya hembra murió pocos meses después y cuya jaula ocupó la elefanta Pizarro, procedente de un circo, la cual se hizo muy famosa en esa época por escaparse y entrar en una panadería en su huida por la calle Alcalá.
Con la Revolución de 1868, se abrió el Parque del Buen Retiro al público y el Ayuntamiento asumió su gestión hasta 1895 cuando cedió los derechos de explotación a Luis Cabañas, tratante de animales para los circos, que aportó su propia colección de animales.
Finalmente, el 31 de diciembre de 1918, el Ayuntamiento se hizo nuevamente con la Casa de Fieras y junto con Cecilio Rodríguez, Jardinero Mayor del Ayuntamiento, dio un nuevo ambiente a la zona, acondicionando los paseos y jardines de la Casa de Fieras. Además se incrementó la fauna con felinos, avestruces, cebras, elefantes, antílopes, osos polares y un hipopótamo.
La peor época fue durante la Segunda República y la Guerra Civil, ya que la Casa de Fieras llegó casi a su desaparición, y muchos animales fueron sacrificados o murieron por inanición. Sin embargo, tras la Segunda Guerra Mundial, llegaron animales de distintos zoológicos europeos, aumentando su popularidad y alcanzándose hasta 200.000 visitantes diarios.
Finalmente el 22 de junio de 1972 se cerró definitivamente la Casa de Fieras de El Retiro y se inauguró el Zoo de la Casa de Campo. Las instalaciones de la Casa de Fieras se desmantelaron en su mayor parte y los pabellones sirvieron de dependencias administrativas de la Junta Municipal de Retiro hasta 2004.
Tras varios años de abandono y una exhaustiva rehabilitación, el 29 de abril de 2013 la Casa de Fieras reabrió sus puertas convertida en la Biblioteca Eugenio Trías.
DETALLES DEL PROYECTO DE REHABILITACIÓN:
El proyecto básico de rehabilitación fue realizado por el estudio Araujo y Nadal Arquitectos, desarrollado como proyecto de ejecución por Mª Jesús Martelés, siguiendo las exigencias del Ayuntamiento de Madrid que obligaba a la recuperación de los sistemas constructivos primitivos del edificio, transformando el viejo edificio en una biblioteca pública. Por ello en la fachada norte, las antiguas jaulas se han sustituido por cubos transparentes creando espacios de lectura, mientras en la fachada sur se opta por un muro cortina que refleje el Retiro, mimetizándose con el parque durante el día, e iluminándolo de noche.
Las obras comenzaron el 1 de julio de 2008 y concluyeron el 30 de noviembre de 2011, con un presupuesto total de 7.195.439,38€.- El pabellón principal tiene un único cuerpo de una sola crujía de casi 90 metros de longitud limitado por dos muros de gran porte, formando un total de 2.330,73 m2 construidos distribuidos en dos plantas, pero según lo establecido se debía ampliar la superficie hasta los 3.748,11 m2 y una capacidad para 16.000 volúmenes, por lo que en la cara norte se crea un pasillo de reparto cerrándolo con el muro cortina y se realiza un sótano de 909,75m2, excavado bajo supervisión arqueológica.
Para la excavación no fue necesario realizar ningún recalce pues los muros del edificio original se encontraban cimentados a 9 metros de profundidad mediante verdugadas de ladrillo y mampostería de pedernal.
La ampliación se cimenta sobre zapatas de hormigón armado y se construyen muros de hormigón mediante el sistema constructivo MK2, que utiliza paneles prefabricados de poliestireno expandido de 15kg/m2 colocando armaduras de acero galvanizado sobre sus dos caras para posteriormente proyectar un micro hormigón, lo que hace que se ejecute muy rápido e incorpore aislamiento térmico en el propio muro.
El sótano de la zona de ampliación se construyó con muros y pilares de hormigón sobre los que descansa una losa maciza, pero desde cota cero el edificio fue levantado con pilares y vigas de madera laminada, siendo la única estructura metálica la de las escaleras.
Todas las particiones se realizan con bloques de hormigón y se instala, sobre suelo técnico de capa de sulfato cálcico, un caucho de 5 mm. de espesor en todas las dependencias, excepto en el sótano que se realiza de hormigón pulido al cuarzo, facilitando así su mantenimiento.
El muro cortina de la fachada sur se hizo con una perfilería de acero inoxidable que permitiese maximizar la superficie acristalada, al igual que en los cubos de la fachada sur, utilizando vidrio Climalit Silence bajo emisivo 6/12/4+4, así como estores para el control del soleamiento en todas las fachadas, con el fin de mejorar las condiciones acústicas y el ahorro energético.
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